El saxofón gritaba en la azotea…
La azotea lóbrega y fría de invierno, tres últimas noches de frenesí y la primera es la azotea, el sendero se ha bifurcado, como debe de ocurrir, el tiempo fue propicio y vendrán nuevas andanzas para todos. Las luces de invierno llenan la plaza de la ciudad, y nosotros SIMPLES ESPECTADORES TRATAMOS DE DAR MUSICA AL ESPECTACULO PERO NADIE AHÍ abajo NOS ESCUCHABA, simplemente éramos.
UN pequeño bar frente a una biblioteca vacía, no recordare sus caras de violencia estática,
Ni sus nombres
Ni sus palabras
Ni sus sonrisas
NI sus miradas
NI el silencio guardado mientras estábamos ahí
Ni el big bang
Todo pasó en un minuto
Y de eso nada queda
LA última noche figuraba de las demás, trafico esquizofrénico y Dios estuvo en el escenario gozando como nosotros, con sus pensamientos de perdón y consagración, entre todo el refugio de estupideces dichas esa noche, como rosas entre espinas nació una vez más la luz que da el sonido, las articulaciones sonoras nos salvaron una vez mas, para siempre será nuestra andanza por el orbe humano, cabalgamos sobre la luz…
martes, 9 de febrero de 2010
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