sábado, 19 de febrero de 2011

SE BUSCA : EL SIGNIFICADO DE LA VIDA

Así proclamaban muchos anuncios por todo un reino, hace tanto tiempo, tanto que es inmemorial este recuerdo.

“¿Qué será, que escapa aún al profundo pensamiento, de nuestro rey eterno?” Se preguntaba el pueblo, que en su totalidad buscaba consejo, y encontraba, y así amor y bondad, y camaradería, en la figura del rey, ¡Bastaba su compañía!

Era este un rey hecho a la medida, del cargo que en el residía, pues no pensaba para sí, y el equilibrio mantenía.

Sin embargo, el pueblo de él dependía, y aunque lo veneraban, nadie con él se compenetraba, y perfecto se le creía; y el noble rey, con gran bizarría, de nadie escapaba; así día a día, súplicas y lamentos recibía, querellas y peleas resolvía, ciencia y teología impartía, sin que nadie pensase en su alegría.

Del pueblo cuidaba el rey, de la manera más egoísta, es decir, como si fuera parte de su alma misma.

Cuando publicó aquellos anuncios, nadie imaginaba, ni podía concebir, qué le atormentaba, que ni él alcanzaba a discernir.

Varios se presentaron, a exponer lo importante en la vida: amigos, dinero, familia. En base a esto se movía el pueblo, en cuanto a esto vivían. Cuanto más escuchaba el rey, más acongojado se sentía. Había dejado a su pueblo desamparado ante el misterio. Daban todo por sentado y temían a lo etéreo.

Todo es efímero, bien sabía el rey, y aunque por un milenio, había gobernado él, al final del día, no lo haría más. Dirigióse al pueblo, antes de marchar:

“¡Maravíllense ante el universo, pues todo cuanto véis, un enigma es!”